Dios ha dado al hombre
la tierra y el agua para vivir
y el desierto como regalo
para encontrar su alma
antiguo proverbio bereber
El desierto es un gran maestro que nos enseña la inmensidad del
espacio, la paz interior, el vacío. Poco a poco nos abraza y penetra
en cada uno de nosotros. Llegamos a casa, nuestra casa,
nuestro yo mismo.
El desierto es silencio, es paz. Es pureza en el alma y en la mirada.
El no hacer nada para encontrarse a si mismo.
Esto es la meditación. Los pensamientos se suceden lentamente,
hasta desaparecer poco a poco. Entonces todo fluye serenamentey
la mente se queda tranquila. Eso es libertad, eso es alegría.
Aquí somos nosotros mismos porque por fin conocemos el ser que
llevamos dentro.